Enrique Sanz Bascuñana es aromatólogo con más de 30 años de experiencia, máxima autoridad en España en aromaterapia, ha tocado todos los campos en esta disciplina. Ha tenido su propia empresa de fabricación y envasado de productos cosméticos naturales y aromaterapia. Ha escrito varios libros: “Aromaterapia (Salud y vida natural)“, “Aromaterapia práctica“, “Aromaterapia, el poder sanador de los aromas naturales” ,“Aromaterapia sagrada” , “Los aromas naturales en los tiempos bíblicos” . Es fundador y presidente de la Asociación Española de Aromaterapia (1.999) y de la Asociación Española de Aromatología (2014). Y es director actualmente del Instituto de Aromaterapia Integrada E.S.B
-Buenos días Enrique. En esta entrevista las preguntas tienen un fondo gráfico de apoyo. El libro de literatura “El perfume ” será el primero. Dime, ¿Qué ha significado este libro para tí?
–Hola Teresa, para mi este libro fue la entrada en el mundo de los aromas y del olfato, por lo tanto, podríamos decir que le debo el inicio de mi carrera profesional y de mi pasión vital.
Me despertó a la conciencia de que el olfato era otra dimensión más de la realidad, una realidad que intuía y que me afectaba más que al resto de mis compañeros de clase, por ejemplo, pero a la que no sabía dar ni forma ni explicación alguna por carecer de referencias.
– Destino, casualidad, resonancia, atracción, ¿cómo lo definirías?
–No, no creo en el destino. Precisamente esta mañana me venía a la mente, al levantarme, que cuando tenemos una pasión tan fuerte por algo o bien un cierto desarrollo innato, según las enseñanzas védicas, se debe a acciones de vidas pasadas. Así que seguramente este tema que tiene que ver con las plantas, sus aromas, sus virtudes sanadoras, su conexión espiritual con el ser humano, no es de ahora en mi caso.
– ¿Cuál fue el primer aceite esencial que oliste conscientemente y porqué ese?
–Pues todavía lo recuerdo como si fuera ayer, y la memoria no es uno de mis fuertes. El primer aceite esencial que olí conscientemente fue el de cedro de Virginia (Juniperus virginiana). Hoy en día me sigue diciendo lo mismo que aquella mañana del año 1987. ¿Porqué ese? Supongo que como las casualidades no existen y sí las sincronicidades, fue el reencuentro de dos antiguos amigos que se aman profundamente y que hace mucho tiempo que no se ven. Agradezco a Idili Lizcano esa entrada en el mundo de los aceites esenciales que en su momento me facilitó.
-Esta es una imagen de la unción de Betania donde una mujer derrama sobre Jesús una buena cantidad del carísimo aceite de nardo. ¿Que significa esta imagen para tí?
–Significa lo importante que son las plantas para los seres humanos, tanto que hasta el mismo Jesús el Cristo fue ungido en varias ocasiones en su misión terrenal, algo que va mucho más allá de un sentido meramente simbólico. La unción me reconcilió con mis raíces espirituales también a través de los aceites esenciales, ya que los ungüentos se preparaban y se preparan con aceites y extractos vegetales.
– ¿Cómo o cuando descubriste la dimensión espiritual en los aceites esenciales?
–En el año 2009-2010 viví una importante crisis personal de valores, ya que la espiritualidad siempre ha sido importante y atractiva para mí, pero las incongruencias que observaba en el comportamiento de quienes teóricamente la representan, especialmente en la corriente del cristianismo me tenían dividido.
En mis viajes a México por motivos profesionales, siempre encontraba inspiración, ideas y fuerza para mis nuevos proyectos. Allí surgió el germen de la investigación que me llevaría a volver a reconciliarme en mi vida con mis raíces espirituales occidentales. El descubrimiento de que la unción era “el sacramento” y que los cristianos fueron precisamente conocidos y diferenciados de otras creencias espirituales por su costumbre única de ser ungidos para recibir el Espíritu Santo (Christos significa “ungido” en griego), me abrió las puertas gratamente a experimentar esas antiguas prácticas, con un enfoque espiritual, no simbólico, y a recibir las impresiones, sensaciones o si quieres llamar, mensajes, que las plantas a través de sus esencias, nos están regalando constantemente. Mensajes que tienen que ver con nuestra sanación y con nuestro desarrollo humano en equilibrio con el resto de seres del planeta.
-¿Escogemos los aceites esenciales o somos escogidos por ellos? ¿qué nos guía al encuentro?
–Muy buena pregunta, no tiene una respuesta fácil, porque claramente muchas veces son las plantas las que nos dirigen, aunque en nuestra soberbia pensemos que son seres sin sensibilidad ni inteligencia, las plantas nos utilizan para propagarse y para conquistar nuevos terrenos de una forma muy eficaz, por ejemplo. Pero en cuanto a los aceites esenciales, lo primero que deberíamos tener en cuenta es que sin los seres humanos no existirían. Así que son unos “hijos” entre humanos y plantas, una “interespecie” sumamente misteriosa y apasionante que nos necesita y a la que necesitamos. Creo que aquí más que una cuestión de competencia, existe una condición de mutua colaboración. Yo te sano y tu me das existencia, por ejemplo, sería un buen negocio para ambas partes. Así que a la hora de elegir, desde el enfoque que nosotros tenemos en el Instituto, ni siquiera somos nosotros quienes elegimos (digamos que cuando elige la personalidad, se suele equivocar), sino que buscamos que sea nuestro Ser, nuestra Esencia, lo que realmente somos, aquello que tiene toda la información y sabiduría, la que elija con qué aceite esencial quiere danzar, enamorarse y fundirse.
-Esta imagen quiere representar la unción sagrada ¿Que son los aceites sagrados para ti?
–Bueno, esto me hace un poco de gracia, porque para mí todos los aceites son sagrados, todas las plantas son sagradas, la divinidad está presente en todo y por lo tanto, si se quiere ver, existe sacralidad en todo. Pero entiendo que hay plantas que son especialmente más “conectoras” con la sacralidad que otras para los seres humanos. Lo lamentable es que se quiera comerciar con lo sagrado y que se engañe a la gente con infinidad de productos-basura bajo ese nombre en todo el mundo. No hay nada más sagrado que lo que produce Dios a través de la Naturaleza, tal cual, con toda su pureza. Si somos capaces de mantener esa energía e información, por ejemplo, destilando correctamente las plantas o elaborando correctamente y sin ánimo de lucro preparados para sanar a los demás, estaremos en la sintonía divina. De lo contrario, estaremos sirviendo al Príncipe de este mundo.
– Han vuelto o siempre han estado?
-Jamás se han marchado, jamás se marcharán. Estaban antes de que nosotros apareciésemos y continuarán cuando hayamos desaparecido como especie.
– Divulgación, hermetismo, secretismo, ¿qué es preferible y por qué?
-Hay cosas que se pueden divulgar y que se deben divulgar y otras para las que no todo el mundo está preparado. Eso siempre tiene que ver con el ejercicio de la responsabilidad. No puedes ir regalando pistolas cargadas a chimpancés, por ejemplo. El hermetismo puede ser necesario para proteger en tiempos oscuros las enseñanzas, siempre ha sido así y lo seguirá siendo, parece que volvemos a entrar en una era de persecución de libertades elementales y de pensamiento, así que ciertas cosas si quieren protegerse y mantenerse, deberán guardarse hasta esperar mejores tiempos. El secretismo suele tener unas connotaciones más negativas, ocultación de algo a los demás, generalmente por búsqueda de un beneficio propio. Yo creo que las cosas que son de todos y que benefician a todos han de ser divulgadas y no guardadas bajo secreto ni comercializadas.
-En esta imagen, un humano esta abrazando un árbol que parece infinito ¿Qué nos enseña el mundo vegetal?
–Yo creo que para las personas sabias (no me considero una de ellas) que son capaces de ver y escuchar a la naturaleza, el mundo vegetal nos enseña absolutamente todo. Son seres con mucha más vivencia y experiencia que nosotros, son totalmente ingeniosos y adaptativos, tienen respuestas para muchas cosas que nosotros todavía no atisbamos a entender, son capaces de sostener la vida animal (somos absolutamente dependientes de las plantas) y la vida en el planeta no sería posible tal y como la conocemos sin vegetales. Creo que el futuro real estaría más en aprender de ellas, de cómo viven, cómo se comunican, cómo se comportan, cómo resuelven sus problemas que poner la vista en la técnica deshumanizada y totalmente alejada de la naturaleza, que parece ser, es el camino preferido de la ciencia actual.
– ¿Qué les damos nosotros a ellos?
–Muy buena pregunta. Desde mi ignorancia, y volviendo a las fuentes que sí saben (los Vedas), los humanos damos a las plantas la posibilidad de manifestar los sentimientos, ya que, a nivel vegetal, los sentimientos existen solo en forma pura o pasiva. Los reinos animal y humano los manifiestan más activamente, más separadamente, pero sin tanta belleza por lo general. La conciencia de las plantas está a un nivel primario de unidad, siendo. más psíquica y telepática.
Por lo tanto, como seres “hechos de plantas” que somos, manifestamos a nuestro nivel lo que ellas no pueden al suyo. Finalmente, no estamos separados, todos los seres somos interdependientes; sólo desde una visión superior puede comprenderse este juego cósmico y ver la perfección que subyace en todo, y para esto sirven las distintas tecnologías espirituales milenarias que encontramos en diferentes puntos del planeta, algunas de ellas con importantes aportaciones vegetales para conseguirlo (Plantas Maestras).
– ¿Dónde está ahora la conciencia humana?
–Nunca ha cambiado. Nunca cambiará. Nunca hemos dejado de ser conciencia. La conciencia es lo que somos en realidad
-Gracias Enrique por tu atención
Contacto con Enrique Sanz: enrique@institutoesb.es
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